¿Por qué ahorrar debería ser tu principal propósito de Año Nuevo?

Con la llegada de un nuevo ciclo, las agendas se llenan de promesas: bajar de peso, ir al gimnasio o dejar de fumar. Sin embargo, en el complejo entorno económico actual, existe un propósito que debería encabezar la lista por su capacidad de brindar tranquilidad y estabilidad: comenzar a ahorrar.

No obstante, pasar del deseo a la acción requiere más que buena voluntad; demanda una estrategia clara para derribar los obstáculos financieros cotidianos.

Generar el hábito del ahorro no sólo es una cuestión de números, sino de disciplina y constancia.

El camino está lleno de tentaciones: desde el bajo nivel de ingresos percibido hasta los gastos imprevistos o las promociones “irresistibles” en el autoservicio. Ante este panorama, la prioridad se vuelve la herramienta más poderosa del ahorrador.

El primer paso para que el ahorro no se quede en una intención de enero es establecer un objetivo tangible. Ya sea un nuevo dispositivo tecnológico, unos audífonos de última generación o ese viaje soñado, es fundamental entender que estos suelen ser lujos y no necesidades básicas.

En lugar de comprometer el futuro con el uso de plásticos, la recomendación es clara: establecer un límite de tiempo para reunir el capital. Esta práctica no sólo facilita la adquisición del bien sin pagar intereses, sino que forja el carácter financiero.

Uno de los errores más comunes es creer que si no se ahorran sumas exorbitantes, el esfuerzo es en vano. La realidad es que el monto es secundario frente a la formación del hábito. Una vez que la mente se acostumbra a separar una parte del ingreso, cualquier entrada adicional, como bonos o utilidades, se destinará automáticamente a la reserva.

Respecto a cuánto dinero separar, la regla de oro es la personalización. Aunque existen fórmulas generales, lo ideal es ajustar la cifra al estilo de vida de cada persona para evitar la asfixia económica que lleva al abandono.

Para quienes prefieren métodos tradicionales, el sistema de las monedas de 10 pesos sigue siendo infalible. El ejercicio es sencillo: vaciar los bolsillos al llegar a casa y depositar esas monedas en una alcancía.

Al cierre de año, este goteo constante puede cubrir gastos significativos como la cena navideña.

Para los usuarios que han migrado a la economía digital y ya no cargan efectivo, las herramientas tecnológicas son el mejor aliado. La mayoría de las aplicaciones bancarias cuentan hoy con apartados de ahorro programado.

Lo ideal es que lo hagas periódicamente, es decir, cada semana, cada 15 días o cada mes, para que este propósito de año nuevo no se diluya antes de que termine el primer trimestre.