CODOPSI: Entre el silencio y la ilegitimidad
El 6 de abril marca una fecha clave para el Colegio Dominicano de Psicólogos (CODOPSI). Según lo establece la Ley 22-01, ese día debe asumir una nueva directiva, electa de acuerdo con los principios democráticos y el orden institucional que rige nuestra profesión. Sin embargo, este año,a más de 183 días de aquel momento, seguimos sumidos en el silencio, la incertidumbre y la frustración.
Hoy, el CODOPSI opera bajo una directiva carente de legitimidad, que pretende vender una imagen de normalidad mientras ignora el mandato de la ley y la voluntad de sus miembros. Este panorama no solo violenta el marco jurídico que regula nuestro ejercicio, sino que erosiona los valores éticos y gremiales que deberían sostener a una institución llamada a defender los derechos y la dignidad de los psicólogos dominicanos.
Los colegas piden respuestas. Exigen elecciones. Quieren transparencia. Pero lo que reciben es silencio. Un silencio que asfixia, que posterga la esperanza y que deja al gremio en un estado de abandono institucional. Estamos siendo testigos de lo que durante años temimos: la politización interna, la lucha por el poder y la fragmentación del colectivo, mientras los intereses particulares se anteponen al bien común.
Como miembros, también somos responsables de esta situación. Hemos permanecido callados, otorgando fuerza a quienes se aferran al poder como si fuese una herencia. Pero los cargos gremiales son transitorios por naturaleza, y la ley es clara al establecer un proceso democrático de renovación anual. Romper ese ciclo es traicionar la esencia misma del CODOPSI, que nació para representar, no para perpetuar.
En 24 años de historia, nunca habíamos llegado a un punto tan delicado. Hoy, un grupo pretende mantenerse en el poder sin legitimidad, sin respaldo y sin logros que justifiquen su permanencia. No obstante, entre el desencanto también surge la esperanza: ex presidentes del colegio han dado un paso al frente para buscar soluciones. Este gesto, más allá de cualquier diferencia, merece ser reconocido, pues busca rescatar la institucionalidad y garantizar que los psicólogos dominicanos tengamos una casa que funcione bajo la legalidad, la ética y la participación colectiva.
El CODOPSI no puede convertirse en un espacio de poder cerrado. Es una institución que pertenece a todos los psicólogos del país, sin excepción. Es hora de recuperar el espíritu democrático, de devolver la voz al colectivo y de recordar que la verdadera fortaleza de un gremio no está en quién lo dirige, sino en la unidad, la transparencia y el compromiso compartido con el bienestar profesional y social.
El autor es Psicólogo clínico y miembro del Colegio Dominicano de Psicólogos (CODOPSI).