6 consejos para ‘malas madres’ o cómo sobrevivir a la maternidad del S.XXI

Cada mujer tiene derecho a elegir cómo quiere ser madre, siempre y cuando ejerza el cuidado y protección hacia los hijos. Esto, por supuesto. Sin embargo, hay muchas que ponen en tela de juicio lo que hacen las demás. Preguntas, en principio inofensivas, como ¿pero no le das el pecho? ¿Has salido con tu pareja dejando a tu bebé con tus padres o con una canguro? ¿Has vuelto a trabajar tan pronto?, pueden hacer que una madre se sienta mal y se cuestione su modelo de maternidad. Un modelo ya obsoleto que ha llevado a muchas mujeres a autodenominarse malas madres y reivindicar, con ello, la libertad de elegir cómo quieren criar a sus hijos.

Y es que, por mucho que digamos que las mujeres son cada vez más independientes y emancipadas, muchas son también más juzgadas como madres. Es lo que se conoce como Mom Shaming y puede conseguir que nos sintamos avergonzadas por cómo estamos llevando la maternidad. Lo que nos lleva a preguntarnos por qué muchas madres juzgan a otras, ¿puede ser un problema de competencia femenina? Sobre todo esto, hemos hablado con la psicóloga Carmen Alegre, de Mundopsicologos, para que, si eres una de ellas, aprendas a sobrevivir sabiendo que lo tuyo es bueno para ti y cambiar la percepción global de la maternidad: juntas, podemos enriquecernos.

Maternidad Siglo XXI

¿Qué características tienen las ‘malas madres’?
Como nos explica Carmen Alegre, “la mala madre es la mujer de la sociedad neoliberal actual”. Es decir, “mujeres que han adoptado el papel de superwomen, que no hacen lo que quieren, sino lo que pueden”. Son mujeres en los que el rol de madre es muy importante, pero no el único y principal. Por ello, sufren críticas no constructivas sobre ese rol, casi desde el momento de su planteamiento. Críticas como:

- Si eres demasiado mayor para ser madre.

- Si recurres a ayudas para la fecundación en vez de ser un embarazo natural.

- Si prefieres traer a tu hijo por cesárea y no por parto natural.

- Si prefieres dar el biberón en vez de optar por la lactancia materna.

- Si has optado por la lactancia, pero se la retiras demasiado pronto.

- Si sufres depresión post-parto cuando tendrías que ser la mujer más feliz del mundo.

- Si te reincorporas pronto al trabajo, dejando tu bebé al cuidado de otros. Si pasas demasiado tiempo en tu trabajo o, incluso, si viajas por trabajo.

- Si dejas a tu hijo al cuidado de su padre. Si disfrutas, a veces, de momentos a solas con tu pareja. Si le das de comer algunas de las cosas que le gustan, dejando a un lado la alimentación sana y equilibrada.

- Si no pasas suficiente tiempo jugando con tu hijo.

- Si, a veces, priorizas ir al gimnasio, pasar un tiempo con tus amigas o ir a la peluquería, en vez de estar atendiendo las necesidades de tu hijo.

- Y, en general, si no cumples con un modelo idealizado durante años de la maternidad.

Consejos sobre maternidad

¿Qué es el ‘Mom Shaming’ y qué tipo de madre suele ser víctima de estos ataques?
Mom shaming o avergonzar a la madre, como nos explica la experta, “es una forma de sexismo, discriminación y, a veces, alguna forma de acoso a través de las redes sociales que padecen algunas mujeres”. Esto se produce porque hay ciertas acciones que se consideran como malos comportamientos hacia sus hijos y, entonces, empiezan las críticas. Su intención no es otra que avergonzar y hacer sentir mal a la madre. Tienen su origen en los puntos anteriores, con condenas explícitas de algunas conductas que otras mujeres consideran no idóneas, de acuerdo a unos valores y principios propios, sin tener en cuenta que cada uno debe vivir su vida.

Actualmente, como nos confirma la experta, “quienes mayor afrenta están recibiendo este Mom Shaming son mujeres profesionales, con una vida intensa (tanto laboral como personal), que cuidan su cuerpo y su belleza y donde la maternidad es importante, pero dejan ver que no la única faceta de su vida”.

Madre trabajando con su dos hijos en casa

¿Por qué somos juzgadas como madres por otras mujeres?
Aunque pensemos que no, esto es una realidad: muchas madres juzgan a otras madres. Carmen Alegre asegura que “la maternidad confronta emocionalmente a las mujeres”. En vez de ayudarnos, nos criticamos. Pero, ¿por qué? “Puede ser porque entramos en un momento en el que las heridas emocionales se abren y aparecen patrones antiguos o dolorosos que dejan a la madre en un estado de vulnerabilidad emocional y psicológica”. Llega así la inseguridad de si seremos o no buenas madres, si lo haremos bien con nuestros hijos. Para superarlo, muchas nos aferrarnos a creencias y teorías que nos hagan sentir todo lo contrario, seguras. “Cumplimos con unos deberes maternales impuestos por el discurso social, moral y por valores religiosos o culturales que nos han venido diciendo qué hacer”.

Sin embargo, está el caso contrario, aquellas madres que plantean nuevos modelos y confrontan con las primeras. Aquí es donde aparece la crítica entre unas y otras. “Necesitamos reafirmarnos en la elección de nuestro modelo, emitiendo juicios y críticas antes quienes no lo hacen igual que nosotras”. Y no tenemos en cuenta todo el daño que conlleva.

Es una tendencia que, en realidad, siempre ha existido, pero que se hace más palpable con las redes sociales. Según afirma la psicóloga, “actualmente, las redes sociales lo visibilizan y magnifican aún más, ya que el número de contactos que se tenía, por ejemplo, hace 50 años, podía ser quizás un par de decenas, mientras que ahora llegamos a cientos o miles en un solo día”. Lo que conlleva hacerlo un problema viral.

Teletrabajo y maternidad: cómo compaginarlo

Lo más importante, como nos cuenta Carmen Alegre, es “escucharte y sentirte a tí misma”. Ante la multitud de teorías sobre la mejor forma de criar, educar y proteger a tus hijos, ¿qué estás dispuesta a hacer?¿Qué necesidades tienes como persona más allá de la maternidad? Es fundamental pararse a responder estas preguntas. Estas son las claves para hacerlo:

1. Dialogar con tu pareja sobre cómo queréis vivir la crianza juntos, entendiendo que sois individuos diferentes, pero que también sois pareja y familia.

2. Conectar con el amor y permitirse el error. Es decir, sentir que, hagas lo que hagas como madre, lo haces partiendo del amor y de tu sabiduría interior. Y sí, te equivocarás, pero deberás aceptar que cada error forma parte del aprendizaje. Nos olvidamos de la madre perfecta.

3. Preguntar, ante las dudas, a un especialista. No nacemos con un máster en crianza y educación . Por lo que no te sientas culpable si tienes que acudir a un profesional que te pueda ayudar y acompañar en este proceso, como madre, mujer o persona.

4. No querer complacer a nadie. Si te apetece compartir una imagen y sabes que estás expuesta, adelante. Que ni las opiniones positivas o negativas te saquen de tu centro. Hay que ser consciente de la vida que se quiere vivir, de lo que tú sola o con tu pareja has decidido hacer en la crianza de tus hijos, sin la aprobación externa.

5. Permitirte vivir la maternidad que te gusta, estableciendo un profundo vínculo entre tú y tus hijos.

Abrazo entre madre e hija

Como nos cuenta la psicóloga, la maternidad actual se puede vivir de dos formas: una desde el punto de vista biológico y otra desde el punto de vista sociocultural. El primero de ellos, “ha sido impuesto por el patriarcado y hace hincapié en que el rol principal de la mujer es el de ser madre, relegándola a las tareas del hogar y de la crianza de los hijos”. Sin embargo, las mujeres de hoy en día son libres y conscientes de haber elegido estar en el hogar y disfrutar de ser mujer-madre, “sin caer en el reduccionismo de la maternidad”. Así, ser madre va mucho más allá de la propia biología. “Es una experiencia emocional, relacional, psicológica, social y, por supuesto, física”.

Ahora, muchas “mujeres-madres, siguiendo una corriente naturalista de crianza con apego, reivindican el poder dedicarse a la maternidad de manera plena y presente, lo que implica una visión consciente de todo el proceso, desde el embarazo, pasando por el parto, la lactancia, etc”.

Grupo de madres con sus bebés

La experiencia de la maternidad está influida, en la mayoría de las mujeres, por el contexto sociocultural en el que viven. Por eso, podemos ver las diferentes formas de ser madre a lo largo de la historia y no podemos quedarnos tan solo con el punto de vista biológico. Actualmente, nos cuenta la experta, “la identidad de la madre se ha relativizado y el valor de la mujer deja de estar puesto en la procreación y la crianza, considerándose otras opciones con valores diferentes de autorrealización y autosatisfacción”.

Ambas visiones pueden parecer opuestas. Por un lado, ser madre renunciando a las posibilidades y libertades como mujer. Por otro, ser una mujer que busca desarrollarse como profesional, abriéndose a nuevas perspectivas sociales. “Parece una paradoja, pero no es necesaria la confrontación ni la priorización de ser mujer madre o mujer profesional”. La maternidad tiende ahora a ser plural, a considerar que hay tantas maternidades como mujeres. Sobre todo, “porque cada concepción de este término va a depender de la capacidad económica, de su contexto social y familiar”. Es el ideal de madre perfecta el que, en realidad, nos daña. No hay una madre ideal.

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