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Piercing del ombligo infectado: síntomas, causas y cómo curarlo

Las infecciones en los piercings son una complicación bastante habitual de estas joyas. Por eso son tan importantes los cuidados que hay que tener tras la colocación, así como elegir a un artista experimentado para realizar el procedimiento.

Debido a que el proceso de cicatrización completo de un piercing en el ombligo puede demorar hasta 18 meses, durante todo ese periodo es posible que ocurra una complicación infecciosa. Detectarla a tiempo será esencial para aplicar el tratamiento adecuado y procurar que no tengas que deshacerte de tu joya.

Síntomas a tener en cuenta
Es normal experimentar algo de dolor y molestias en la zona después de colocarse un piercing en el ombligo; incluso, con un poco de enrojecimiento e hinchazón. Estos síntomas no deberían ser intensos ni interrumpir las actividades cotidianas. Además, tendrían que disminuir su intensidad con el paso de los días.

No obstante, si aparecen las siguientes señales de modo persistente y potente, deberías sospechar una infección:

  • Hinchazón. Aumento de tamaño alrededor del piercing o aparición de un bulto voluminoso.
  • Enrojecimiento excesivo. La piel alrededor de la joya se torna roja y puede estar caliente al tacto.
  • Secreción. Salida de pus blanco o amarillento. También la excreción de un líquido claro con mal olor.
  • Fiebre. En los casos más severos puede haber malestar general con elevación de la temperatura corporal y escalofríos.
  • Dolor y sensibilidad. Mucha molestia al tocar la zona o al realizar acciones que doblan la piel del abdomen, como agacharse.

¿Cómo diferenciar la infección de una alergia?
No todas las complicaciones de los piercings son infecciosas. A veces, puede suceder una alergia al material de la joya, lo que se manifestará con síntomas similares a los anteriores.

Sin embargo, en general, las reacciones alérgicas no suelen producir secreciones de pus. Se parecen más a una urticaria, un eccema o una dermatitis, con piel reseca en la zona, algo de descamación y picazón.

Tampoco es habitual que las alergias lleven a la fiebre. De todos modos, sí puede sentirse caliente al tacto el área del ombligo.

Se vuelve más sospechosa una alergia al piercing cuando el material del mismo es níquel. Al contrario, es menos probable si elegiste uno de acero inoxidable, titanio u oro.

¿Por qué sucede la infección?
El tiempo de cicatrización que demanda un piercing en el ombligo lo expone a más riesgos. De todas maneras, una de las causas principales de infección proviene del lugar donde te lo colocaron.

Los centros artísticos y de colocación de joyería que no están acreditados ni supervisados, que no cumplen con las normas básicas de higiene o que son dirigidos por artistas con poca experiencia, aumentan la posibilidad de complicaciones. El profesional que elijas debe usar las medidas de protección básicas, como los guantes, así como esterilizar sus herramientas según los protocolos dispuestos para ello.

Una vez pasada la etapa de la colocación, la responsabilidad recae en ti. Si no llevaste cuidados adecuados tras la perforación, el riesgo se incrementa. Cuestiones sencillas, como no limpiar la zona o usar productos irritantes, pueden ser suficientes para favorecer la infección.

Finalmente, hay que considerar que el ombligo es una región del cuerpo expuesta a mucho movimiento y a una higiene que, a menudo, no es del todo eficiente. Por eso, tomar la decisión de realizarse una perforación allí no se hace a la ligera. Sobre todo, si eres mujer y planeas quedar encinta, ya que el piercing del ombligo debe ser retirado ante un embarazo.

¿Qué hacer si tengo un piercing del ombligo infectado?
Si todavía no lo hiciste, lo primero que debes realizar ante la sospecha de infección es acudir a un dermatólogo. El profesional evaluará la situación y te indicará los pasos a seguir. Él te autorizará o no a que hagas curaciones en tu hogar o a que uses soluciones de origen natural para limpiar el ombligo.

En caso de que te autoricen o te indiquen curaciones caseras, los pasos son los siguientes:

  1. Lava bien tus manos antes de empezar cada curación. Usa agua y jabón para quitar las bacterias de tus dedos.
  2. Prepara una solución de agua tibia y un poco de jabón neutro. No utilizarás alcohol ni agua oxigenada, ya que pueden ser irritantes.
  3. Moja las yemas de tus dedos en la solución que fabricaste y aplica con cuidado alrededor del piercing.
  4. Enjuaga con agua tibia sin jabón.
  5. Toma un bastoncillo de algodón y empápalo en suero fisiológico o agua salina que hayas fabricado tú.
  6. Aplica el bastoncillo embebido alrededor de la joya, con el cuidado de hacer un buen contacto con la zona perforada.
  7. Deja que la piel seque bien al aire y no cubras con gasas ni algodón.

El uso de una compresa caliente en la zona, una vez al día, podría ayudar a acelerar la curación.
Si el cuadro clínico es severo, el dermatólogo podrá recetarte un antibiótico para que tomes por vía oral o para que te coloques en crema sobre la herida. También hay pomadas antimicrobianas de venta libre, pero la recomendación es que te atengas a la prescripción médica.

¿Debo quitarme la joya si está infectada?
En general, no se recomienda quitar el piercing infectado. Mantener la joya en su lugar contribuye a evitar que el agujero se cierre. Si eso sucediese, podría ser contraproducente, ya que el pus y las colonias bacterianas quedarían dentro de la piel.

Ahora bien, hay algunas situaciones en las que se decide retirar la joya, siempre bajo la autorización médica. En esos casos, una opción es tener un piercing de reserva no metálico (de acrílico, por ejemplo) para colocar en lugar del original y evitar que el agujero se cierre, hasta tanto quede resuelto el problema.

¿Cómo prevenir la infección?
La primera medida para evitar una infección del piercing del ombligo es recurrir a profesionales de la perforación. Asegúrate de acudir a un estudio certificado por las autoridades y que cuente con artistas de experiencia. Revisa que cumplan con las normas básicas de uso de guantes y empleo de material esterilizado.

Luego, tras la perforación, sigue estos consejos:

  • No juegues con la joya.
  • Usa ropa suelta y holgada por unos meses. No te coloques prendas ajustadas que rocen o causen presión sobre el piercing.
  • Conserva la higiene de la zona perforada. Lávate las manos con agua y jabón antes de tocar la joya y respeta las indicaciones que te dieron.
  • Seca al aire o usa gasas estériles. Evita el algodón seco en grandes cantidades para quitar la humedad porque podría dejar pequeñas fibras que faciliten la colonización por parte de las bacterias.
  • Limpia tu piercing de ombligo dos o tres veces por día. No uses alcohol ni agua oxigenada, sino solución salina o suero fisiológico. Te puedes ayudar con un bastoncillo de algodón para alcanzar todas las partes bajo la joya.
  • Posterga algunas actividades que podrían ser riesgosas en los primeros meses de cicatrización. Por ejemplo, nadar en piscinas o usar saunas y jacuzzis. Tampoco deberías sumergirte en ríos o lagos hasta que estés seguro de que el orificio cicatrizó.

Cuidar el piercing es cuidar la salud y la estética
Si cumples con las indicaciones para cuidar tu piercing en el ombligo tras la perforación, no mantendrás solo la estética de la zona, sino también la salud. Aunque los casos severos con riesgo de vida son raros, las infecciones pueden ser complicaciones graves si avanzan sin un tratamiento adecuado.

La buena noticia es que las puedes prevenir y abordar con medidas sencillas. Mantente atento a los signos de infección para consultar a un profesional de la salud si se presentan.

Recuerda que la elección de un perforador calificado y el cuidado posterior riguroso son las claves para disfrutar tu joya sin problemas, sea que se encuentre en el ombligo, en la oreja o en cualquier otra localización. Sé responsable con tu decisión y quítate todas las dudas que tengas antes, durante y después del proceso de colocación.