La ropa que no usas es dinero colgado en tu clóset

Si tienes ropa que no usas desde hace meses o años, pensando en que ya la usarás después, lo más seguro es que nunca te la pongas de nuevo. No es un asunto solo de hombres o de mujeres, a todos nos pasa que compramos o nos regalan ropa, que usamos una vez - o nunca - y se queda guardada para siempre.

Lo que sí es más común en los hombres es que a pesar de tener gran cantidad de prendas, solo uses un pequeño porcentaje de las mismas. Eso implica que no tengas más espacio para meter ropa nueva, además, habla muy mal de tu uso del dinero.

Esto es así, porque si te pones a pensar, es probable que hayas comprado alguna de esas prendas siendo víctima de una compra compulsiva. Es decir, no pensaste dos veces antes de hacer el gasto y gastaste en algo que realmente no necesitabas. La buena noticia es que puedes vender tu ropa usada.

En estos casos, nuestras recomendaciones son las siguientes:

Saca del clóset TODA la ropa.
Identifica cuál sí te queda y cuál no (Debe ser sincero sobre las tallas). Pruébate aquellas que te dejan dudas. (Su usas un espejo, mejor).
Aparta la ropa que no te queda y sácala del cuarto, no la veas más.
De la ropa que si te queda bien, identifica cuál EN REALIDAD volverás a usar.
No cuelgues ropa que necesite reparaciones, arregla primero y cuelga después.
Es probable que tengas una camisa (pasa mucho con temas deportivos) que tenga un alto valor en el mercado, y que ya no uses. De ser así, investiga y valora venderla.

A esas alturas debiste ya haber colocado en tu armario solo la ropa que te queda, la que no tiene desperfectos y que sí te volverías a poner.

Por la cantidad de prendas que sacaste, debes valorar venderlas en negocios que se dedican precisamente a la compra - venta de ropa usada.

Incluso, puedes negociar para intercambiar con ellos prendas que te gusten, o de plano, aceptar dinero por tu ropa y comprarte alguna otra prenda nueva.

Solo con hacer lo anterior, ahorras espacio y dejas de tener "colgado" en tu clóset dinero que nunca sobra.

Además, al reparar ropa que tenía desperfectos evitas comprar nuevas prendas costosas, reutilizando lo que ya te sirve.

Al final, oblígate a usar la ropa que decidiste mantener, tal vez sí te guste y muy probablemente decidas que mejor ya no la usarás. Dale salida, vendiendo o donando, pero no mantengas dinero colgado en el clóset.

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