Como detectar la depresión en un amigo

Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la depresión es una afección frecuente en todo el mundo. Afecta a más de 300 millones de personas y, en 2020, será la primera causa de pérdida de años saludables en los países desarrollados. ¿Sabes cómo detectar la depresión en un amigo?

Dada su prevalencia en el mundo, no es extraño pensar que la depresión se encuentra cerca de nosotros. Siendo la segunda causa de muerte entre los jóvenes adultos, es de vital importancia conocer las características de este trastorno, no solo para el cuidado de uno mismo, sino también para poder detectarlo en amigos y conocidos.

Aunque existen tratamientos eficaces para los trastornos del estado de ánimo, lo cierto es que la mayoría de las personas no reciben atención. Ya sea por la estigmatización, prejuicios, desconocimiento de los síntomas o la falta de profesionales adecuados para la problemática, la depresión se diagnostica poco o no se diagnostica.

En multitud de ocasiones, las personas con depresión no saben que tienen este problema y, por ello, no creen que necesiten ayuda a pesar de su malestar. Por eso, es primordial que el público general conozca lo que es la depresión y sus signos de alerta.

Esto puede llevar a que esos amigos con depresión sean comprendidos y ayudados de una forma mucho más rápida y, por tanto, eficaz. Tender la mano, ofrecer ayuda, tener paciencia y no atribuir ciertos comportamientos a la maldad del afectado, son medidas que solo se pueden tomar si se reconoce en la persona la problemática.

La depresión: un problema poco homogéneo
Antes de ilustrar como detectar la depresión en un amigo, compañero o familiar, es de vital importancia recordar que no hay un solo tipo de depresión. En este caso, el artículo versa sobre el trastorno de depresión mayor o los episodios de depresión mayor.

No obstante, existen otros trastornos del estado de ánimo como el trastorno disfórico premenstrual o el trastorno depresivo persistente, de los cuales hablaremos en otra oportunidad.

Claves para detectar la depresión en un amigo
A continuación, se presentan una serie de síntomas o características que pueden aparecer en la persona. Estos pueden indicarnos que está sufriendo una depresión. Dependiendo de las personas, algunos de estos síntomas pueden aparecer en mayor o menos medida, ser centrales en la depresión o secundarios.

Memoria sobregeneralizada: recuerdos vagos y difusos
Es muy típico, en una persona con depresión, que presente una memoria autobiográfica alterada. Cuando evocamos un acontecimiento, se hace o de forma específica (momento y lugar) o sobregeneralizada (vaga y difusa).

Esto es habitual en los TEAs, TCAs y TEPT. También es muy propio de las depresiones. Con este tipo de memoria generalizan más y tienden a desvirtuar el contenido del recuerdo evocado. Es decir, suelen distorsionar el recuerdo.

Lo malo es mi culpa, lo bueno la tuya

Las personas con depresión tienden a culparse de todo lo malo que les pasa. Además, piensan que las cosas negativas se van a mantener con el tiempo.
Los eventos negativos tienen causas internas, estables y globales. Esto quiere decir que todo lo malo que pasa es culpa de la persona o del amigo del que sospechamos pudiera tener una depresión. Además, tienden a pensar que todo lo malo que ocurre se va a mantener en el tiempo o es duradero.

Si hay algo bueno es por los otros y es temporal, no dura. Si se ven este tipo de atribuciones causales, se puede sospechar de una depresión, aunque también aparecen en otros trastornos como los TEAs.

Síntomas disfóricos y desagradables
La depresión en un amigo también puede manifestarse a través de síntomas disfóricos, que pueden llegar a ser los más sobresalientes. La disforia es lo contrario de la euforia, y por ello se refiere a un desajuste emocional que da lugar a emociones molestas o desagradables.

Los síntomas disfóricos no solo aparecen en la depresión, sino también en la esquizofrenia, trastorno dismórfico corporal o en el TAG. La disforia puede aparecer como consecuencia del propio trastorno. Se ve a través de sentimientos dominados por la tristeza o el llanto.

Son personas entristecidas, apesadumbradas, con un estado de ánimo muy bajo. Además, muchas personas con depresión sufren de anhedonia, es decir, incapacidad para disfrutar de las cosas que hace, a pesar de que esas cosas le provocaran placer en el pasado.

Si llevando a cabo una actividad que le gusta a nuestro amigo —ir de escalada, comer en un restaurante o ir de copas— parece no disfrutarla, puede ser un signo de alarma de depresión.

Los síntomas disfóricos también están relacionados con la fatiga, puesto que son personas que se sienten constantemente cansadas. Además, aparecen sentimientos de apatía por muchas actividades: sexuales, sociales, de aventura, etcétera.

Síntomas somáticos: cuando el cuerpo nos da pistas

Además de los síntomas psicológicos, las personas con depresión pueden tener síntomas físicos asociados. Sin embargo, es importante evaluarlos porque pueden tener una causa orgánica.
A pesar de no existir orígenes físicos identificables, las personas con este trastorno sufren afecciones físicas como consecuencia de su problema psicológico. Por eso, hay que estar alertas si nuestro amigo empieza a padecer síntomas como:

Dolores de cabeza
Dificultades para dormir
Estreñimiento
Indigestión
Pérdida de peso
Taquicardia
Esas manifestaciones pueden ser claves para determinar que algo no está del todo bien. Sin embargo, es importante cerciorarnos de que esas molestias no tienen un origen claramente orgánico.

Excesos conductuales: lo que él o ella te comunica
Las personas con depresión pecan a veces por defecto o por exceso. En el caso de esto último, podemos detectar la depresión en un amigo si verbaliza quejas excesivas sobre multitud de problemas: dinero, trabajo, amigos, familia… No importa la temática, pero su queja es constante.

En este caso es importante saber localizar la depresión en tanto que no podemos atribuir esas quejas o descontentos a una frívola búsqueda de atención o a sus ganas de molestar.

Muchas veces existe una fricción con el entorno de la persona con depresión, porque, sin saber de su afección, piensan que es una persona mala, débil, poco proactiva o que solo sabe quejarse. Esto es totalmente erróneo y puede llegar a ser muy peligroso y estigmatizante. Dicho comportamiento viene motivado por:

Factores de protección y de riesgo
Pensamientos irracionales
Estilos atributivos negativos
Saturación emocional
Terribles sentimientos de tristeza y soledad.
Entre los excesos conductuales también podemos encontrar la expresión de sentimientos de culpa por hacer mal a los otros, los sentimientos de indecisión o el llanto.

Déficits conductuales: observar lo que falta

Como amigos o familiares es importante observar si la persona tiene dificultades para hacer cualquiera de sus actividades cotidianas. Esto también es clave para detectar la depresión.
Detectar los déficits conductuales suele ser más complicado que los excesos, puesto que no se encuentran patentes. No obstante, conociendo a la persona antes de sospechar la depresión, es decir, su línea base previa, podemos darnos cuenta de las cosas que faltan que antes sí aparecían.

Las personas con depresión suelen tener una participación social mínima y también una incapacidad para llevar a cabo su día a día. Les cuesta mucho su trabajo, las tareas de casa o cualquiera de sus actividades cotidianas. Por ello, también hay un descuido por la limpieza y el aspecto.

Por otro lado, hay un enlentecimiento psicomotor. Son personas que pueden tener el habla lenta, reducida, monótona. Por último, como déficit conductual característico de la depresión encontramos la ausencia de respuestas de alegría.

Todos estos síntomas pueden ser considerados de alerta ante una posible depresión en un amigo. No quiere decir que todas las personas que en algún momento presenten apatía tengan depresión, ni que todos los síntomas anteriormente nombrados figuren en todas las personas con depresión.

No obstante, si existen sospechas que a nuestro amigo, familiar o conocido le pasa algo, y no sabemos el que, podemos fijarnos en su conducta y valorar si puede tratarse de una depresión o no.

El diagnóstico ha de hacerlo un profesional, no nosotros, pero puede ser útil para motivar a la persona a ir a terapia y comenzar un tratamiento antes de que el problema se torne mucho más grave.

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