Empezar una vida sana después de Navidad

Las fiestas de Navidad llegan y pasan volando. Sin embargo, es una época en la que se suelen concentrar todo tipo de celebraciones y eventos en pocos días. Y en los que pueden ser protagonistas las prisas, el estrés, las comidas abundantes y la pérdida de las rutinas habituales. Pero con la llegada del año nuevo y el fin de las vacaciones podemos poner rumbo a una vida sana después de Navidad.

Ponernos como propósito de Año Nuevo empezar una vida más sana es una de las mejores inversiones en salud que podemos hacer. Existen muchos hábitos y rutinas que pueden ayudarnos a mejorar varios aspectos de nuestra salud, tanto a corto como a largo plazo.

Beneficios de una vida sana
Tener unos hábitos de vida saludables puede marcar una gran diferencia en nuestro estado de salud y bienestar. Cumplir con ellos significa una mayor esperanza de vida. Y no sólo esto, sino que nos puede permitir vivir con una mejor calidad de vida tanto a nivel físico, como psicológico y emocional.

Los estudios científicos han demostrado que sólo el cambio hacia uno de estos hábitos más saludables ya nos reporta beneficios. Así que les presentamos a continuación algunos de los hábitos para tener una vida más sana.

Cambiar de hábitos alimentarios
La alimentación es una de las primeras rutinas sobre las que podemos hacer grandes e importantes cambios. Pero no hace falta «hacer dieta» después de Navidad: ni para perder los kilos que hayamos podido sumar con los excesos ni para desintoxicar.

Para empezar una vida sana después de Navidad es más factible adoptar unos hábitos alimentarios saludables que nos sirvan para siempre.

Con una alimentación sana “nos protegemos de la malnutrición en todas sus formas así como de enfermedades no transmisibles entre ellas la diabetes, las cardiopatías, los accidentes cerebrovasculares y el cáncer” –Organización Mundial de la Salud-

Para ello es importante:

Comer más alimentos de origen vegetal. Esto significa comer más verduras, frutas, frutos secos, legumbres y cereales integrales.
Reducir el consumo de carne y de embutidos y aumentar el de huevos, legumbres y frutos secos. Y probar con alguna otra fuente de proteína vegetal como el tempeh o el tofu.
Evitar el azúcar añadido y los alimentos superfluos como chucherías, galletas, platos preparados.
Comer alimentos de temporada y de origen cercano.
Beber agua. Los zumos, las bebidas energéticas y los refrescos no nos hidratan.
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Mantener una vida activa
Hoy en día sabemos que el ejercicio físico es necesario para mantener un buen estado de salud. Más allá de ayudarnos a mantener un peso corporal saludable, nos ayuda a mejorar las funciones cardiorrespiratorias, la salud ósea y muscular. Y nos protege de las enfermedades no transmisibles reduciendo el riesgo de depresión y deterioro cognitivo.

También sabemos que no es necesario apuntarnos al gimnasio ni comprarnos una bicicleta estática. Podemos hacer ejercicio y mantenernos activos de muchas formas, incluso desde nuestra misma casa:

Correr, salir a caminar, bailar, hacer bicicleta o practicar algún deporte de equipo.
Hacer ejercicios de fuerza con mancuernas o con nuestro propio peso corporal.
Ir a pie siempre que sea posible. Subir y bajar por las escaleras y no pasar mucho tiempo seguido sentado.
Por lo que respecta a la alimentación y al ejercicio, recomendamos siempre acudir a un especialista que nos guiará y aconsejará las opciones que más se adapten a nuestra vida y capacidades.

Dormir suficientes horas
Dormir de 7 a 8 horas diarias es la recomendación que están haciendo últimamente los expertos en salud. De lo contrario, no se puede garantizar un descanso óptimo ni la recuperación que necesita nuestro cuerpo cada día.

Después de una noche sin dormir suficiente podemos experimentar fatiga y falta de concentración. Pero una falta regular de sueño puede conducir a problemas de ansiedad e irritación, un mayor riesgo de padecer obesidad o problemas cardiovasculares y además acorta la esperanza de vida.

Si nos cuesta conciliar el sueño podemos probar a crear un ambiente tranquilo las horas antes de acostarnos, evitar estar delante de la pantalla del móvil o el ordenador, y cenar temprano y ligero.

Mujer descansando en la cama

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Bienestar mental y psicológico
Aunque siempre hemos pensado en la salud en términos físicos, se sabe que el bienestar mental y psicológico es básico para garantizar una buena calidad de vida. Ha llegado la hora de tomarse la vida con calma, disfrutar de todos los momentos diarios e intentar realizar actividades relajantes.

Podemos asegurar que mantenernos en contacto con nuestro entorno social más próximo tiene también un impacto positivo sobre la salud. La soledad no buscada nos puede generar estrés que nos impacta a nivel psicológico y fisiológico. Algunos estudios científicos recientes encuentran que:

«La soledad -tanto la objetiva como la percibida por uno mismo- está correlacionada con un mayor riesgo de mortalidad. Y también es un factor de riesgo de enfermedades cardiovasculares y enfermedades mentales y neurodegenerativas»

Dejar atrás los hábitos tóxicos
Para empezar una vida sana debemos adoptar algunos hábitos positivos y dejar atrás algunos que quizás tenemos y que nos están perjudicando. Algunos tóxicos como el tabaco, el alcohol y otras drogas inciden de forma negativa sobre nuestra salud. Es importante ir abandonándolos en la medida de lo posible.

Aunque son necesarias políticas públicas para favorecer un estilo de vida más saludable, adoptando estos hábitos empezamos a poner nuestro propio granito de arena. Y qué mejor momento para hacerlo que el año nuevo, bajo el propósito de una vida más sana después de navidad.

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