Megarexia: cuando la obesidad no se ve

La megarexia es un trastorno de la alimentación que fue descrito por primera vez en 1992. Aunque no ha sido muy investigado, ni está recogido en la literatura científica, muchos médicos, dietistas y psicólogos reconocen la existencia de esta patología.

Como pasa con otros desórdenes similares, en la megarexia hay una alteración de la percepción corporal de uno mismo. Lo que ocurre es que una persona con sobrepeso u obesidad se ve a sí misma como alguien delgado o atlético, cuando en realidad no lo está.

¿Cómo reconocer esta condición? ¿Cuáles son sus riesgos? En esta oportunidad haremos un breve repaso sobre sus principales síntomas y factores de riesgo. Además, comentaremos cómo se aborda.

¿En qué consiste la megarexia?
La megarexia es un trastorno de la alimentación en el cual la persona con sobrepeso u obesidad es incapaz de verse a sí mismo como tal. Es decir, tienen una percepción alterada de su imagen corporal, por lo que no aprecian los cambios en su silueta.

No hay que confundir este desorden con la autoaceptación de uno mismo. Este trastorno conduce a llevar estilos de vida poco saludables. Apenas realizan ejercicio físico, no prestan atención a la dieta o incluso sus comidas son poco sanas.

Por ejemplo, es frecuente que la persona afectada base su alimentación en comida precocinada, bollería, alimentos abundantes en grasas saturadas o dulces. Como bien sabemos, este tipo comidas no son solo perjudiciales por su alto nivel calórico, sino porque afectan al cuerpo en muchos otros aspectos.

Los niveles de colesterol aumentan y la resistencia a la insulina también. Son factores que se relacionan con el riesgo de sufrir ateroesclerosis, diabetes tipo 2, entre otras enfermedades. Además, por obvias razones, acaban desarrollando una obesidad intensa.

¿En qué consiste la megarexia?
La persona con megarexia no es capaz de verse a sí mismo como alguien con sobrepeso.

¿Cuáles son los síntomas de la megarexia?
En primer lugar, las personas con megarexia no aceptan su problema. Muchos de ellos ven su exceso de peso como un indicativo de salud. Otros se esfuerzan en evitar el problema fingiendo que no existe.

Por ejemplo, evitan espejos, fotografías, ropa ceñida, etcétera. Al contrario de lo que ocurre en la anorexia, estas personas tratan de no pesarse nunca. La ropa que suelen llevar es ancha y cómoda, y piensan que la gente exagera cuando les hablan de su sobrepeso.

Sin embargo, esto no solo ocurre en adultos. Muchos padres fomentan la megarexia de sus hijos. Piensan que el hecho de que el niño esté relativamente obeso es indicativo de buena nutrición, y continúan alimentándolos de forma inadecuada.

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¿Qué factores de riesgo hay de sufrir este trastorno?
Como cualquier otro trastorno alimentario, uno de los factores de riesgo más importantes es la autoestima y la estabilidad mental. Aquellas personas que tienen antecedentes de otro desorden similar son más proclives a sufrirlo.

También se relaciona con los niveles de ansiedad y estrés. Lo mismo ocurre con los cánones de belleza o la tendencia a idealizar a ciertas personas según su físico o sus logros.

Cuando alguien no confía en sí mismo, o tiene una visión propia negativa, es más fácil que desarrolle megarexia. Por ejemplo, si un adolescente cree que no puede conseguir nada, o que fracasará intentándolo, es más fácil que se resigne con esos kilos de más y se acabe autoconvenciendo de que está bien.

La ansiedad y el estrés se asocian con la megarexia. Además, es frecuente entre personas con baja autoestima.

¿Cómo se aborda la megarexia?
Debido a su complejidad, le megarexia requiere un abordaje multidisciplinario. Es decir, es necesaria la intervención de profesionales de la salud de varias especialidades, como un médico, un nutricionista y un psicólogo o psiquiatra.

En primer lugar, será necesario que la persona comprenda su problema y sea consciente de ello. Por tanto, el psicólogo tendrá que realizar terapias donde pueda interiorizarlo. De igual forma, el médico determinará si son necesarios tratamientos específicos.

Además, de la mano del nutricionista, la persona obtendrá una dieta acorde a sus necesidades. El objetivo será combatir el exceso de peso y adoptar una alimentación sana. También se sugiere la práctica de ejercicio regular y otros hábitos para hacer frente a la obesidad.

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