¿Por qué cambia el flujo vaginal? Aprende a interpretar las señales que te da tu vagina

¿Será verdad aquello de que es mala la higiene vaginal excesiva? ¿Por qué dependiendo del día segrego un flujo más espeso o más liviano? ¿Es normal que note cambios en su olor o en su color? ¿Cómo debería contárselo a mi médico? Estas son solo algunas de las preguntas que puedes hacerte respecto al misterioso mundo del flujo vaginal y del que esperamos resolver todas tus dudas.

Porque sí, a lo largo de la historia de la Humanidad la vagina y, concretamente, hablar de ella ha sido un tema tabú del que muchas mujeres no han podido disfrutar en sus conversaciones por vergüenza. Sin embargo, es necesario acabar con nuestras barreras y nuestros tapujos para hablar libremente de la vulva y de cómo evoluciona según nos desarrollamos nosotras mismas.

Si a muchas nos da pudor reconocer que ya hemos tenido nuestra primera regla cuando somos adolescentes, es lógico que cueste aún más hablar de cómo notamos nuestras partes íntimas y en según qué casos: cuando nos excitamos, cuando tomamos antibióticos por prescripción médica, cuando cambiamos nuestros hábitos de higiene o nuiestra pareja...

Pero conviene saber que probablemente lo que te ocurra a ti le ocurra a muchas otras mujeres que tampoco quieren abrir debate sobre lo que les ocurre y es nuestra obligación abrir nuestras mentes y expandir nuestro vocabulario hacia algo que parece que nos da asco reconocer y que todas tenemos: el flujo vaginal. 

¿Por qué segregamos flujo y cual es su estado normal?

Para empezar, es importante definir el concepto de flujo vaginal (o también llamado moco cervical), que no es otro que la secreción natural que tiene el cuerpo femenino procedente del cuello del útero y las paredes de la vagina que sirve para mantener esa zona limpia, húmeda y protegida de posibles infecciones. Dicho de otra forma: es el antibiótico y el lubricante más natural de nuestro cuerpo.

Al igual que cambiamos nosotras, cambia nuestro moco vaginal, por lo que es normal notar ciertos cambios o alteraciones de la microbiota vaginal en torno a factores como el color, el espesor o el olor a lo largo de los años y es importante saber entender qué nos quiere decir, porque es un reflejo de posibles problemas o enfermedades como vaginitis, tricomoniasis o candidiasis.

 
 
Las mejores posiciones para una mujer
 

De acuerdo con unos valores médicamente predeterminados (ya que cada cuerpo reacciona de una forma diferente), lo habitual es que una mujer sana segregue flujo acuoso, ligeramente pegajoso y con un color transparente muy similar al de la clara de un huevo, aunque puede variar de manera natural dependiendo del momento del ciclo menstrual en el que nos encontremos.

Es por ese motivo que esta secreción es fundamental para determinar cuáles son nuestros días fértiles, puesto que su textura suele cambiar dependiendo del momento de ovulacion: se vuelve más espeso y viscoso una vez hayamos pasado los primeros dias después de la retirada de la menstruación, cuando nuestra vagina está prácticamente seca y se torna húmedo, cremoso y resbaladizo cuando nuestro cuerpo está preparado para concebir. Ésta, sin duda, es una de esas pistas que siguen las mujeres que buscan el embarazo. 

Además de la textura, el olor del moco cervical también forma parte de las muchas dudas que genera esta secreción. No existe un olor concreto del flujo, puesto que cada persona tiene un olor corporal y depende del momento o la situación en la que se encuentre: habrá dias en los que sudes más y, por lo tanto, olerás más fuerte (porque estés en pleno proceso de ovulación y te vaya a bajar la regla, porque has hecho ejercicio, porque has mantenido relaciones sexuales...) y otros en los que no notarás ningún tipo de aroma, que es entonces cuando se supone que tu zona genital funciona correctamente. ¡Todo en orden, amiga!

De este modo, podemos decir que nunca olerá a una fragancia de anuncio pero tampoco es normal que su olor sea tan intenso que sea como el del pescado rancio. En cualquier caso, no te preocupes: pide consejo a tu médico o del departamento de ginecología, solo los profesionales pueden darte alguna pista más de lo que te ocurre y en una consulta pueden darte muchas más soluciones de las que piensas.

Porque una de las señales fundamentales que te puede dar tu cuerpo de cómo se encuentra es a través del flujo, ya que te puede indicar que tu flora vaginal se ha alterado y hay algo que no está funcionando correctamente. Además de estas alteraciones de la textura y el color, pueden darse las circunstancias de que tu zona íntima esté más húmeda de lo normal, tengas sensación de picazón y el moco sea más abundante.

Causas por las que puede cambiar el color y el olor de tu flujo

Como venimos diciendo a lo largo de este artículo, es fundamental saber entender qué es lo que te quiere decir tu cuerpo y el moco cervical es sin duda la mejor manera de hacerlo. Por ejemplo, uno de los motivos más frecuentes por los que dejamos de segregar un flujo normal es la toma de antibióticos.

Este tipo de medicación se encarga de acabar con bacterias negativas que producen infecciones en otras partes de tu cuerpo, pero en ese proceso de eliminación también puede afectar a la presencia de otras que son beneficiosas para el organismo, como es el caso de los lactobacilos, bacterias que se encargan de mantener el equilibrio del pH vaginal y protegen el área genital de otras infecciones.

En el caso de que tengas que tomar este tipo de medicación para acabar con alguna infección (por ejemplo, aquella provocada por las muelas del juicio, entre otras) y no quieras experimentar sus efectos secundarios, es fundamental que tu médico te proponga tomar probióticos, que contribuyen a mantener la cantidad óptima de bacterias que necesitamos para estar saludables.

No obstante, existen muchas situaciones que pueden causar una secreción vaginal anormal cuando nuestra flora vaginal sufre desequilibrios a lo largo de los años y se deben, principalmente, a Enfermedades de Transmisión Sexual (ETS) como la gonorrea o la clamidia, asi como las relacionadas con infecciones vaginales como la candidiasis, la tricomoniasis o la vaginitis. En cualquier caso, es necesario contactar con un especialista del ámbito de la ginecologia antes de mantener sexo con otras personas para prevenir una nueva transmisión a éstas o a la pareja. 

Enfermedades infecciosas que puedes detectar por tu flujo

A pesar de que nuestras secreciones nos pueden indicar muchas cosas, a veces resulta muy difícil saber diferenciar a qué nos estamos enfrentando porque la manera en la que se manifiestan los síntomas de las diferentes infecciones es muy parecida. De todos modos, debes familiarizarte con algunos términos fundamentales para entender tu cuerpo: candidiasis, vaginosis bacteriana y vaginitis por tricotas o tricomoniasis.

La candidiasis o también denominada vulvovaginitis por cándida debe su nombre a un hongo que dispara el exceso de flujo, que se torna blanco y abundante (cuando la inflamación de la membrana mucosa uterina puede causar una secreción genital blanquecina). Además, produce irritación o prurito vulvar, eritemas en el área genital e, incluso, dispareunias o inflamaciones en la vagina que hacen del coito un acto sexual muy doloroso.

Por otra parte, la vaginitis por tricotas tricomoniasis, al igual que la candidiasis, está reconocida como enfermedad de transmision sexual y tiene síntomas muy parecidos a ésta: irritación en la zona de la vulva, sensación de picazón, dolor al orinar o flujo espeso y de color amarillento o verdoso con olor fuerte, entre otras. La única forma de prevenir esta infección, que es la más frecuente, es manteniendo sexo con condón.

Por último, la vaginosis bacteriana no está incluida en la lista de ETS, pero sí se puede contagiar si mantienes relaciones sexuales con una nueva pareja, de modo que puede aumentar el riesgo de contagio debido a que puede alterar tu pH natural. Sus manifestaciones son similares a los anteriores, aunque en muchas ocasiones la persona que la tiene no lo sabe porque no presenta síntomas. Generalmente, en estos casos el flujo se vuelve espumoso, blanquecino o grisáceo y suele oler con mayor intensidad después del sexo.

En cualquiera de los casos, necesitas atención de un médico que pueda valorar tu estado y es muy importante que acudas al ginecólogo para poder ponerle una solución. Éste puede recomendarte optar por comprimidos que debes tomar vía oral o bien por ovulos vaginales, que son muy efectivos y muy fáciles de colocar. Puedes combinarlo con cremas especiales para la zona íntima para aliviar picores y malestar. 

Pasos a seguir para mantener el flujo vaginal estable

Aunque no lo creas, hay muchas maneras y hábitos mediante los cuales podemos frenar las transformaciones de nuestro flujo vaginal y que podemos llevar a cabo todos los días sin demasiado esfuerzo. Algunas de estas prácticas son muy seguras y pueden prevenir en gran medida la aparición de hongos y otras enfermedades características de la zona genital.

Una de ellas es la higiene, fundamental para mantener equilibrado el pH de la piel y las bacterias "buenas" de nuestra vagina. Es esencial que siempre que te limpies lo hagas de adelante hacia atrás, con el fin de que no exista riesgo de pasar las bacterias presentes en la zona del ano hacia la vagina. Además, lo ideal es que en las partes íntimas siempre utilices jabón suave sin olor, aunque muchos expertos en ginecología llegan a admitir que lo mejor es lavarlo con agua únicamente.

Esta higiene es esencial durante el ciclo menstrual, cuando muchas mujeres pecan de exceso de limpieza debido al malestar que produce la regla, que a la vez provoca la eliminación de las bacterias que protegen la zona de hongos e infecciones como la candidiasis debido a la sensibilidad de la vagina. Por el contrario, durante el sexo, es mejor que optes por lubricantes sin aroma y sin sabor con el fin de que no se alteren los componentes de la flora vaginal, asi como usar preservativo con tu pareja.

Y por último y fundamental... la ropa. Muchas mujeres sufren cambios en su flujo vaginal especialmente en verano, puesto que es el momento en que pasamos más tiempo con el bañador mojado puesto. Y es que, ¿hay algo mejor que tomarte el aperitivo justo después de darte un baño refrescante? La respuesta es no, aunque también es cierto que no deja de ser un motivo por el que te pueda atacar la candidiasis.

La ropa húmeda es una fuente de proliferación de hongos y bacterias que pueden afectar el moco cervical y volverlo anormal. Lo ideal es que esa zona siempre esté seca para evitar molestias y alguna que otra irritación innecesaria. Además, es importante que siempre botes por braguitas de algodón y a poder ser blancas, ya que de este modo los tintes no pueden dañar el pH de tu vagina y esos tejidos permiten la transpiración. Con ello, aprovecha a comprarte ropa interior cómoda y holgada, ¡si tu cuerpo no transpira es mucho más fácil que se resientan tus genitales!

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