La República Dominicana tiene banco de cerebros

Los investigadores del área de la salud del país y los familiares de personas con Alzheimer y otras enfermedades del sistema nervioso central tienen la oportunidad de conocer qué cosa provoca las enfermedades neurodegenerativas que causan dolor, impotencia y un alto costo económico y social.

Es que ya es una realidad que la República Dominicana cuenta con el primer banco de cerebros con el que se espera en un futuro determinar la causa y posibles soluciones a la enfermedad.

El laboratorio funciona en la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña (UNPHU) y es asesorado por el investigador mexicano José Luna, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Cuenta con un grupo de investigadores, un comité científico y otro de bioética que se rige por uno similar de la universidad y por el Consejo Nacional de Bioética en Salud (Conabios) que deben aprobar cualquier proyecto de investigación y donación de órganos, y con una persona encargada de bioseguridad.

El banco es una iniciativa de la sicogeriatra e investigadora Daisy Acosta, quien inició en el 2003 un estudios epidemiológico en los barrios de Villa Francisca, San Carlos, Ciudad Colonial y Mejoramiento Social, donde encontró una alta prevalencia e incidencia de demencias, sobre todo de enfermedades como el Alzheimer y vascular.

Se hizo un censo puerta a puerta para encontrar 2.000 personas mayores de 65 años y se tienen más de 2,046 envejecientes de esa edad que han estado siguiendo desde ese tiempo.

El banco ya tiene 12 cerebros que fueron donados siguiendo la siguiente regla: una intención de donar, que la persona o familiar de un paciente firma con todas sus especificaciones.

El proceso
La universidad guarda el documento original y el donante o su representante guarda una copia. Cuando la persona muere, la familia llama inmediatamente a la universidad, donde hay un personal que manda una carroza fúnebre a recoger el cadáver y lo lleva al Instituto de Patología Forense, donde se extrae el encéfalo de la persona fallecida.

Una vez concluido el proceso, la universidad se encarga de devolver el cadáver a la familia, para que lo vele y le de cristiana sepultura.

Dice Acosta que la gente se resiste a donar, porque piensa que su pariente quedará deformado, pero asegura que no es así, porque los patólogos vuelven a poner su cráneo y cuero cabelludo, se le maquilla y se devuelve sin que se note la falta del cerebro.

El encéfalo se lleva al banco, se procesa, se divide los hemisferios y se conserva una parte con ingredientes químicos y se guarda la otra de manera plana, la cual se congela a menos de 80 grados.

No solo cerebros enfermos
El banco no solo busca estudiar cerebros de gente enferma, sino también de personas sanas, porque cuando se investiga se deben comparar los hallazgos que se encuentran en uno y en otro.

La investigadora está a punto de terminal otro proyecto epidemiológico que abarca del 2016 al 2019 e implica hacer una nueva fase de prevalencia de la población censada en el 2003, para determinar la incidencia, es decir, saber cuántos nuevos casos de demencias han aparecido en los sectores donde se hizo la primera investigación en el 2003.

A esas personas se les manda hacer una serie de análisis clínicos y se recoge otra serie de datos socio demográfico que les permite conocer los factores de riesgos que han influenciado en que no tenían demencias, las sufran tres años después. Los estudios sobre demencias indican que en algunos países desarrollados la prevalencia está disminuyendo porque se están controlando los factores de riesgo.

“Es una pena que (no se done) un órgano del que podemos aprender tanto y dar tanto legado a la humanidad, a través de la ciencia”
Doctora Daisy Acosta Directora del Banco de Cerebro
Los investigadores del área de la salud del país , los familiares de personas con Alzheimer y otras enfermedades del sistema nervioso central, tienen una oportunidad de conocer qué cosa provoca las enfermedades neurodegenerativas que causan dolor, impotencia y un alto costo económico y social.

Es que ya es una realidad que la República Dominicana cuenta con el primer banco de cerebros con el que se espera en un futuro determinar la causa y posible soluciones a la enfermedad.

El laboratorio funciona en la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña (UNPHU) y es asesorado por el investigador mexicano José Luna, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Cuenta con un grupo de investigadores, un comité científico y otro de bioética que se rige por uno similar de la universidad y por el Consejo Nacional de Bioética en Salud (Conabios) que deben aprobar cualquier proyecto de investigación y donación de órganos, y con una persona encargada de bioseguridad.

El banco es una iniciativa de la sicogeriatra e investigadora, Daisy Acosta, quien inició en el 2003 un estudios epidemiológico en los barrios de Villa Francisca, San Carlos, Zona Colonial y Mejoramiento Social, donde encontró una alta prevalencia e incidencia de demencias, sobre todo de enfermedad de Alzheimer y vascular.

Fue un censo puerta a puerta para encontrar 2.000 personas mayores de 65 años y tienen más de 2,046 envejecientes de esa edad que han estado siguiendo desde ese tiempo.

El banco ya tiene 12 cerebros que fueron donados siguiendo las siguientes reglas: una intención de donar, que la persona o familiar de un paciente firma con todas sus especificaciones.

El proceso

La universidad guarda el documento original y el donante o su representante guarda una copia. Cuando la persona muere, la familia llama inmediatamente a la universidad, donde hay un personal que manda una carroza fúnebre a recoger el cadáver, lo lleva al Instituto de Patología Forense, donde se extrae el encéfalo de la persona fallecida.

Una vez concluido el proceso, la universidad se encarga de devolver el cadáver a la familia, para que lo vele y le den cristiana sepultura.

Dice Acosta que la gente se resiste a donar, porque piensa que su pariente quedará deformado, pero asegura que no es así, porque los patólogos vuelven a poner su cráneo y cuero cabelludo, se le maquilla y se devuelve sin que se note la falta del cerebro.

El encéfalo se lleva al banco, se procesa, se divide los hemisferios y se conserva una parte con ingredientes químicos y se guarda la otra de manera plana, la cual se congela a menos de 80 grados.

No solo cerebros enfermos

El banco no solo busca estudiar cerebros de gente enferma, sino también de personas sanas, porque cuando se investiga se deben comparar los hallazgos que se encuentran en uno y en otro.

La investigadora está a punto de terminal otro proyecto epidemiológico que abarca del 2016-2019 e implica hacer una nueva fase de prevalencia de la población censada en el 2003, para determinar la incidencia, es decir, saber cuántos nuevos casos de demencias han aparecido en los sectores donde se hizo la primera investigación en el 2003.

A esas personas se les manda hacer una serie de análisis clínicos y recogen otra serie de datos socio demográfico que les permite conocer los factores de riesgos que han influenciado en que no tenían demencias, las sufran tres años después.

Los estudios sobre demencias indican que en algunos países desarrollados la prevalencia está disminuyendo porque se están controlando los factores de riesgo en la población.

Los factores de riesgos son el consumo abusivo del azúcar, las grasas, colesterol y triglicéridos y la falta de ejercicios, y las dolencias relacionados con el corazón.

De acuerdo con Acosta, el Alzheimer tiene 113 años que fue descubierto y es la fecha en que los investigadores en materia de salud no han podido encontrar ni la cura ni un tratamiento que modifique el curso de la enfermedad.

Asegura que las farmacéuticas no quieren invertir en investigaciones, pues cada vez que un fármaco sale del laboratorio y llega a la fase 4, la Administración de Medicamentos y Alimentos​​ o Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) lo rechaza, porque no ha probado efectividad, lo que ha hecho que los grandes laboratorios estén renuentes a invertir en el sistema nervioso central.

Señala la investigadora que no van encontrar una respuesta hasta que realmente el mundo de la investigación se una en los bancos de cerebros.

El laboratorio de la República Dominicana en el primero de la región.

En México existe uno que dirige el doctor Luna y la intención es que existan otros en América latina con los que puedan hacer investigaciones conjuntas.

El 6% de los casos de Alzheimer son hereditarios, pero se puede evitar si las personas llevan un estilo de vida saludable, se puede retrasar, porque ese porcentaje es bajo.

Otras líneas de investigación

Aunque se abre el banco para una línea de investigación neurodegenerativas, sus directivos esperan en un futuro incluir investigaciones sobre suicidios y homicidios.

De hecho hay varios estudios de suicidios en menores de edad que la doctora Acosta entiende que son importante estudiar, como es el caso de niños que se quitan la vida a los 8 años y en la adolescencia.

También esperan investigar en las profundidades de los cerebros casos de asesinos como Víctor Alexander Portorreal (Chamán Chacra), culpable de matar a su pareja Reyna Isabel Encarnación y a los tres hijos de ésta.

Entiende Acosta que esos son casos interesantes científicamente y pueden ser de grandes beneficios para el mundo.

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